Yucatán, el lugar donde impactó el meteorito que extinguió a los dinosaurios

Hace 66 millones de años, un enorme meteorito de 11 kilómetros de diámetro impactó sobre la Tierra. El resultado fue la extinción de la especie animal que dominaba el planeta: los dinosaurios. El lugar exacto donde cayó esa gigantesca masa rocosa lo encontramos en el estado mexicano de Yucatán, un enclave impresionante lleno de naturaleza, yacimientos arqueológicos y pueblos mágicos.

Ciudades históricas, pueblos mágicos y cultura maya

Lo primero de todo, antes de adentrarnos en estas tierras mexicanas, es no confundir el estado de Yucatán con la península de Yucatán, que también incluye los estados de Quintana Roo y Campeche. Ahora sí, hacemos una primera parada en Mérida, la capital, fundada en 1542 y construida sobre la antigua ciudad maya de T’ho. Destaca por sus muchos atractivos culturales y artísticos, su arquitectura colonial y por sus valiosos edificios históricos como la Catedral de San Idelfonso, una de las más antiguas de Latinoamérica.

Además, en Yucatán podremos visitar varios Pueblos Mágicos de gran riqueza cultural. Por ejemplo, Valladolid cuenta con importantes conjuntos de arquitectura civil y religiosa; Izamal, donde se ven reflejados los periodos prehispánico, colonial y contemporáneo; Maní, un lugar detenido en el tiempo, y Sinsal, el que fuera el primer puerto de toda la península.

Por otro lado, tampoco podemos perdernos sus valiosas zonas arqueológicas, que nos descubren la herencia de la cultura maya. Entre los 18 yacimientos existentes, destacan la popular Chichén Itzal, Uxamal, Dzibilchaltún y Xcambó.

Una experiencia única en los cenotes

La caída del meteorito dio como resultado un enorme cráter de unos 180 kilómetros de diámetro: el Cráter de Chicxulub. Además de esta enorme zona de impacto, se creó un arco de unos 250 kilómetros llenos pozos naturales de agua cristalina conocidos como cenotes. Este nombre proviene directamente del maya, concretamente de la palabra dzonoot, que significa “hoyo con agua”. Para esta cultura, los cenotes eran lugares sagrados, ya que representaban la puerta al inframundo.

En todo el estado de Yucatán existen más de 3.000 cenotes, aunque solo alrededor de 100 pueden ser visitados turísticamente. Algunos de ellos están gestionados por cooperativas y comunidades, mientras que otros son privados y ofrecen actividades complementarias como la observación de la flora y la fauna, esnórquel, rappel, tirolina, espeleobuceo o kayaking.

Sea como sea, adentrarse en un cenote es una experiencia mágica. Algunos de los más visitados son Balmí, Canunchén, Chihuán, Sambulá, Samulá, San Ignacio, Santa Rosa, Suytún, Tsukán Tza Ujun Kat, Xketén y Yaal Utzil, en cuanto a los de tipo cerrado. Si preferimos uno de tipo abierto, son buenas opciones Ik Kil, Kilkil, Lol Há, Oxman, Santa Bárbara, X’batún, X’Canché, Xcajum, Xlacah y Zací.

Apúntate a la newsletter y recibe en tu correo las mejores propuestas para viajar por el mundo.