Sudán, la guerra se agrava

El enfrentamiento militar que estallo en Sudán el sábado pasado, lejos de resolverse, se está convirtiendo en una guerra abierta. Las intervenciones extranjeras, empezando por la ONU y la UA, para restablecer la paz han fracasado. Los combates entre las dos fuerzas enfrentadas —el Ejército que preside el Gobierno, Abdel Al Burhae, y la milicia Fuerzas de Intervención Rápida, encabezadas por el vicepresidente, el también general Mohammed Dagado, conocido por el apodo Hameti— continúan luchando tanto el Jartum, la capital, como en las otras ciudades importantes con artillería pesada y continuos ataques de la aviación sobre los centros neurálgicos.

La situación de la población civil es dramática. Las cifras de muertes que se estiman, en su mayor parte civiles, superan las cuatrocientas. La situación se agrava ante la capacidad de ambos bandos, unos 120.000 soldados regulares y alrededor de 80.000 milicianos bien entrenados desde su origen en el conflicto de Darfum, cuya sanguinaria ya estaba dirigida por ‘Hameti’, nativo de la región y rebelde al Gobierno legítimo de Omar al Bachir, derrocado en 2019, en un golpe capitaneado por los dos generales que ahora se enfrentan después de haber compartido el Gobierno como presidente y vicepresidente.

La situación se complica por la intervención de Rusia que a través del grupo mercenario Wagner, que lucha en la guerra contra Ucrania, proporciona ayuda y armamento a las Fuerzas de ‘Hameti’, quien además de su graduación es considerado como uno de los hombres más ricos del país. Como suele ocurrir en muchos conflictos, detrás hay intereses económicos. Sudán, un país dividido unos años atrás entre el Norte y el Sur —que también vive en guerra civil desde que consiguió la independencia— es uno de los principales productores de oro y otros minerales además de contar con una influencia internacional importante por el control de las aguas del Nilo, lo cual inquieta a sus vecinos, Egipto, Eritrea, Libia, que también vive una compleja crisis, y el acceso al mar Rojo.

Los Estados Unidos han anunciado que evacuarán la embajada en Jartum y al ordenado a sus conciudadanos a abandonar el país, algo que ya están haciendo varios países europeos, entre ellos España, que en las últimas horas ha enviado dos aviones a Yibuti para evacuar a los ciento cincuenta mil españoles que residen en el país. Los intentos internacionales por conseguir una tregua que permita negociar un acuerdo de paz están fracasando fundamentalmente ante la actitud intransigente de ‘Hameti’ cuya aspiración es hacerse con todo el poder, algo que pronostica la prolongación una guerra que unida a las de Siria, Yemen y Ucrania agrava la paz mundial. La milicia que encabeza cuenta con muchos recursos y el respaldo de Rusia que complica más la solución en la que el papel más complejo es el que juega Egipto, acusado de estar proporciona en secreto a Putin a pesar de ser uno de los principales aliados de los Estados Unidos en África.