Putin admite que Rusia estuvo al borde de una “guerra civil” pero perdona los delitos de Prigozhin, que ya está en Bielorrusia

Los días en los que Putin era una figura de autoridad en Rusia son historia. La rebelión armada del Grupo Wagner el pasado viernes ha terminado, pero sus coletazos siguen presentes. La imagen de estabilidad que trata de proyectar el Kremlin tardará en ser una realidad; pese a que aseguran haber conseguido frenar una posible guerra civil. El líder de los mercenarios, Yevgueni Prigozhin, ya está en Bielorrusia gracias a la mediación de su presidente, Aleksandr Lukashenko. Mientras aterrizaba, el mandatario ruso reconocía su intención de retirar los cargos penales contra los miembros de Wagner, lo que ha provocado fuertes críticas en el país, ya que había prometido mano dura contra los insurrectos.

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