Muere a los 56 años Sinéad O’ Connor, la estrella que puso voz al dolor y la rebeldía

<p>Tenía 23 años, grandes ojos verdes y un pelo rapado que se convirtió en su seña de identidad. Igual que su voz arrasadora y sus vaivenes emocionales. Las lágrimas que<a href=”https://www.20minutos.es/minuteca/sinead-oconnor/”> <b>Sinéad O’Connor</b></a><b> </b>(1966-2023) dejó caer en el Parque de Saint-Cloud de París, donde rodó <b>el famoso videoclip de <i>Nothing Compares 2 U</i></b>, eran para su madre, muerta cinco años antes en un accidente. Una madre que la maltrató. La pérdida y el dolor de la cantante trascendieron entonces al tema escrito por Prince y se colaron en las retinas y los cerebros de medio mundo. Era 1990. Este miércoles, con ese recuerdo intacto y reavivado en bucle por plataformas como YouTube o Spotify, el adiós a la irlandesa, que<b> ha fallecido a los 56 años</b>, volvió a darle protagonismo a ella. A la pena.</p><p>”Su familia y amigos están devastados y han pedido privacidad en este momento tan difícil”, reza el comunicado difundido por sus allegados. No han trascendido las causas de su muerte, aunque <b>el año pasado la artista manifestó su deseo de seguir el camino de uno de sus hijos, Shane, que se quitó la vida a los 17 años</b>; tiene otros tres. Nacida en Dublín, O’Connor no tuvo una vida fácil. Creció en un entorno de fuertes convicciones religiosas. Católicas. Y eso la persiguió toda su vida, tanto que en 1992 decidió romper una foto del papa Juan Pablo II en directo durante el programa de la NBC <i>Saturday Night Live</i> para denunciar la hipocresía de la Iglesia. </p><p>Aquello fue un shock en la sociedad estadounidense, que la había acogido dos años antes como a una estrella. La instantánea, tomada en el año 1979 durante una visita del pontífice a Irlanda, estaba en una pared de la casa de su madre, una modista que la vestía como un niño, <b>le decía que no tenía que haber nacido y le pegaba</b>. La cantante pasó por varios reformatorios y encontró en la música una vía de escape en la que volcar su intensidad.</p><div class=”video-responsive”> <iframe width=”560″ height=”315″ src=”https://www.youtube.com/embed/0-EF60neguk” title=”YouTube video player” frameborder=”0″ allow=”accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture; web-share” allowfullscreen></iframe> </div><p>Publicó diez álbumes en total. El primero, <b><i>The Lion And The Cobra</i> </b>(1987), producto del fichaje por un sello londinense, ya anticipó una carrera más que interesante para una voz europea desconocida. Después llegó el éxito planetario con <b><i>I Do Not Want What I Haven’t Got</i> </b>(1990), en el que versionó la canción del divo de Minneapolis, que este había dedicado a su novia, Susannah. También colaboró en la banda sonora de la película <i>En el nombre del padre</i>, de Jim Sheridan. </p><h2>Una carrera con otra dimensión: la de la polémica</h2><p>La carrera de O’Connor, sin embargo, tuvo otra dimensión: <b>la de la polémica</b>. No solo por aquello del papa, también <b>boicoteó los Grammy de 1991</b> –rechazó el galardón al mejor disco alternativo que ganó ese año–; se ordenó sacerdotisa de una orden católica disidente en 1999; <b>mostró su simpatía por el IRA y al Sinn Féin</b>; se metió con la ex primera ministra británica <b>Margaret Thatcher</b> y apoyó de una forma muy vehemente causas como los derechos de las mujeres y la lucha contra el abuso infantil o el racismo.</p><blockquote class=”twitter-tweet”><p lang=”en” dir=”ltr”>Sinead O’Connor just died. She was heavily criticized in 1992 for tearing up a picture of Pope John Paul II on Saturday Night Live, condemning of paedophilia in the Catholic Church. She was right all along.<br /><br /> <a href=”https://t.co/GJJ6lPduSo”>pic.twitter.com/GJJ6lPduSo</a></p>&mdash; ??️??աrecκ ☭ (@joeywreck) <a href=”https://twitter.com/joeywreck/status/1684258758157795349?ref_src=twsrc%5Etfw”>July 26, 2023</a></blockquote> <script async src=”https://platform.twitter.com/widgets.js” charset=”utf-8″></script><p>Poco a poco, y aunque apegada siempre a los acordes y las melodías, la irlandesa fue desapareciendo de la vida pública y recibió <b>un diagnóstico de bipolaridad</b>. Se convirtió al islam en 2018 y decidió cambiarse el nombre par llamarse Shuhada’ Sadaqat. <b>Se intentó suicidar dos veces</b> y en varias ocasiones habló sin pudor a los medios de comunicación de sus problemas mentales. Una de sus últimas apariciones públicas tuvo lugar a principios de este mismo año, cuando recogió en persona un premio en los RTÉ Choice Music Awards, los premios de la música irlandesa. Se lo dedicó, sin más, a todos los refugiados que estaban en su país. Se llevó una gran ovación.</p><p>Más allá de su talento o de su controvertida existencia, la cantante abrió camino a otras artistas irlandesas que la sucedieron, como <b>Dolores O’Riordan</b> (1971-2018), de The Cranberries. Un legado nada desdeñable para una artista diferente.</p>