El debate, que comenzó puntualmente a las 22.00 horas, fue convulso desde el primer bloque, el dedicado a la economía. Quien lo abrió fue Sánchez presumiendo de su balance: mayores niveles de empleo que cuando llegó al Gobierno, más crecimiento macroeconómico que la media de la UE, una inflación que ya se ha reducido hasta un 2% y pensiones subidas con el IPC. Esta última medida, recordó el presidente, tomada con el voto en contra del PP, pese a que Feijóo afirmó falsamente lo contrario.
No obstante, esta descripción positiva fue inmediatamente respondida por la primera crítica de Feijóo contra el líder del PSOE, al que acusó de tener una política económica “comunista”. El candidato del PP recordó el alza de las hipotecas a tipo variable –provocada por el alza de los tipos decidida por el Banco Central Europeo– y también echó en cara a Sánchez el aumento del precio de los alimentos. “Su paradigma económico es la política económica de Zapatero”, pero “los españoles no somos tontos”, le espetó Feijóo.
El presidente del Gobierno, visiblemente nervioso, quiso rebatir con datos el negro panorama que pintó Feijóo, pero ni cuando se usaron cifras y documentos se pusieron los candidatos de PSOE y PP de acuerdo. Ambos se acusaron en numerosas ocasiones de mentir con los números que ofrecían y se interrumpieron en el uso de la palabra ante unos moderadores que intervinieron poco y a los que los candidatos no hicieron caso en algunas ocasiones.
Esa misma dinámica se repitió en el resto de los bloques. En el de pactos, Feijóo llegó a acusar a Sánchez de gobernar “con el brazo político de ETA”, pese a que la banda terrorista ya está disuelta. También le afeó duramente sus pactos con los partidos independentistas y, de hecho, le pidió que se comprometiera a dejarle gobernar si es el partido más votado, asegurando que él haría lo mismo en el caso inverso, y que apoye una reforma legal para impedir a condenados por delitos de sangre o por sedición presentarse a las elecciones.
El líder del PSOE, no obstante, se negó a suscribir ambos compromisos. Pero la realidad es que el sistema parlamentario español incluye que la fuerza más apoyada en el Congreso no tenga por qué ser la que quede en primera posición si el resto puede sumar una mayoría que aúne más escaños.
Por su parte, en el bloque de los pactos, Sánchez sacó a colación en numerosas ocasiones el nombre de Vox y el de su líder, Santiago Abascal. “Ustedes pactan con un partido que no condena la violencia machista” y “están intercambiando principios por sillones», espetó el presidente a Feijóo, a quien pidió –sin éxito– que condene el uso del eslógan “que te vote Txapote”, que han criticado precisamente familiares de algunas víctimas de ese terrorista de ETA.
Feijóo, no obstante, respondió que quien pone en peligro a las mujeres no es la derecha, sino un Gobierno que ha aprobado una ley, la del ‘solo sí es sí’, que ha puesto en la calle a “violadores y pederastas”. “Hay más de mil machistas violadores que han rebajado sus penas con usted, debería callarse un poco“, lanzó el líder del PP a Sánchez cuando le afeó sus pactos con Vox. Y justificó que, si tiene que pactar con Abascal, es porque el PSOE “no acepta que el PP gobierne cuando gana”.
Ante semejante intercambio, los minutos finales fueron casi los más tranquilos. Sánchez pidió el voto para que Feijóo y Vox no metan a España “en un túnel del tiempo tenebroso”. Y el líder del PP se postuló para recibir una mayoría amplia que le evite depender de los “extremos”. El desenlace, el 23-J.
]]>
More Stories
Podemos inicia un ERE para cerrar sus sedes en 9 comunidades y echar a la mitad de sus trabajadores
¿Cómo quedan los pactos de investidura? ¿Qué opciones tienen ahora Sánchez y Feijóo?
La JEC rechaza la petición del PSOE de recontar el voto nulo de Madrid