<p>En sus más de cien años de historia, <b>en Wimbledon se han vivido momentos de todo tipo</b>, instantes emotivos, tristes, felices… <b>pero nunca tan surrealistas como el que se pudo presenciar el pasado lunes</b> en el encuentro de <b>octavos de final entre Medvedev</b>, que será rival de Alcaraz en semifinales, <b>y Lehecka</b>.</p><p>Antes de que el tenista checo tuviese que abandonar el encuentro por lesión, irrelevante para la victoria porque el ruso se mostró intratable, se produjo <b>un intercambio de golpes entre ellos con un desenlace muy poco habitual</b>. Sin duda, uno de los momentos más extraños de la historia del tenis, y los ha habido de todos los colores.</p><p>Medvedev lanzó <b>un golpe durísimo al que intentó responder Lehecka</b> sin mucho éxito, porque <b>el golpe venía a una velocidad y con una fuerza tremendas</b>. Intentó mantener Lehecka la bola dentro de la pista de hierba londinense, pero <b>su devolución fue tan defectuosa</b> que resultó ser brillante por improbable, porque<b> envió la pelota directa al fondo del vaso de cerveza de uno de los aficionados </b>presentes en las gradas.</p><blockquote class=”twitter-tweet”><p lang=”en” dir=”ltr”>The odds of this happening ?<a href=”https://twitter.com/hashtag/Wimbledon?src=hash&ref_src=twsrc%5Etfw”>#Wimbledon</a> <a href=”https://t.co/WdWnrnJbVI”>pic.twitter.com/WdWnrnJbVI</a></p>— Wimbledon (@Wimbledon) <a href=”https://twitter.com/Wimbledon/status/1678386550088818689?ref_src=twsrc%5Etfw”>July 10, 2023</a></blockquote> <script async src=”https://platform.twitter.com/widgets.js” charset=”utf-8″></script><p><b>La sorpresa en el rostro del espectador dejó paso a la risa, compartida por toda la grada en Wimbledon</b>, que contemplaba estupefacta y maravillada a partes iguales el vaso que exhibía orgullosamente el aficionado. Un recuerdo que atesorará sin duda para el resto de su vida.</p><p>Así, Lehecka abandonó sin querer durante unos instantes el tenis para profesionalizarse en el <b>’beer pong’,</b> un juego de gran popularidad en el que el objetivo no es ganar, si no beber lo máximo posible, aunque el checo se llevase al final <b>el mal trago de la derrota</b> tras su retirada por lesión.</p>
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