Doñana, nos vemos en la duna

Nunca me hubiera imaginado las dimensiones de una duna. Nunca, hasta que tuve que subir. Hasta ese día, las había visto solo de lejos. La primera vez que visité Doñana subí a la cima de una de ellas y la naturaleza me regaló su alma. Estaba allí, en el abrazo de la arena a los pinares, salía de la retama, dormía en la dorada tranquilidad de las olas. La naturaleza tiene alma pensé, es Doñana.

Hace unos meses les contaba el compromiso del Gobierno de España con la restauración de la laguna del Mar Menor, con una inversión sin precedente. Hoy les voy contar cómo el Gobierno de España, de nuevo, se compromete con la conservación de uno de los humedales más importantes del mundo, Patrimonio de la Humanidad: Doñana.

Un compromiso con el conjunto de los ecosistemas que lo forman: marisma, su paisaje más característico, monte mediterráneo, lagunas, dunas y “corrales” van sucediéndose desde la tierra hasta llegar finalmente al mar, a la playa de inmensa la belleza. Rodeado de arroyos, su biodiversidad única se debe a todo esto.

Doñana, sus ecosistemas y la biodiversidad asociada a ellos, están hoy gravemente amenazados. El compromiso del Gobierno es la protección del humedal, y para ello tiene un plan. Un nuevo Marco de Actuaciones para la Restauración Ecológica de Doñana, que cuenta con la planificación y la financiación de todas y cada una de ellas a lo largo del período 2022-27. Más de 356 millones de euros para la restauración ecológica de Doñana con el objetivo de revertir la degradación ambiental y recuperar el funcionamiento ecológico de este increíble espacio.

El principal problema es la falta de agua por la sobreexplotación de las aguas subterráneas por la agricultura intensiva, y su contaminación por la llegada de nutrientes desde los cauces que llegan a la marisma y que acaban contaminando el acuífero, o por la insuficiente depuración en los núcleos urbanos. A la presión humana sobre los recursos hídricos han de sumarse los efectos de cambio climático, particularmente, la sequía.

El principal problema es la falta de agua por la sobreexplotación de aguas subterráneas por la agricultura intensiva, y su contaminación por la llegada de nutrientes desde los cauces que llegan

Al final del verano nos despertamos con la noticia de que la laguna de Santa Olalla, la última laguna permanente, la más grande de Doñana, se había secado. Si no hay agua suficiente en los humedales, Doñana no sobrevivirá. No sobrevivirán las plantas ligadas a los ecosistemas, ni los anfibios, ni los animales, pero tampoco habrá cultivos, ni se podrán abastecer las poblaciones cercanas, por tanto es tan necesario como urgente el plan que el Gobierno de España ha presentado para que se revierta esta situación.

Para recuperar el funcionamiento ecológico de este singular espacio hay que realizar un ejercicio de responsabilidad y de cooperación de todas las administraciones competentes, la comunidad científica, los sectores afectados y la sociedad civil. Es necesario construir entre todos una nueva gobernanza que apueste por la recuperación y conservación de la vida en el espacio natural y por el desarrollo económico, social y ambiental en la comarca compatibilizándolo con aquello que la hace única en el mundo, precisamente Doñana.

Para conseguirlo es fundamental el cierre de pozos ilegales y la racionalización de las extracciones de agua. Las actuaciones que plantea el Gobierno pasan por disminuir la extracciones de aguas subterráneas realizando infraestructuras que permitan sustituir las aportaciones de aguas subterráneas por aportaciones de aguas superficiales para recuperar cuantitativamente las masas de agua. El recrecido del Embalse del Agrio, es un ejemplo, o las fuentes de suministro alternativas para el abastecimiento de Matalascañas y así terminar con los impactos negativos sobre las lagunas cercanas.

Pero permítanme destacar una de las actuaciones que recoge el marco de acciones propuesto por el Gobierno, que desde mi punto de vista calificaría como la más romántica. Se trata de recuperar la dinámica fluvial natural de la marisma estudiando su reconexión, a través del Caño Guadiamar, con el río Guadiamar. El río fue desconectado de la marisma totalmente en los años sesenta para poder desecarla. Su reconexión permitiría que la marisma se beneficie de las grandes avenidas invernales que bajan de Sierra Morena. Una obra tan compleja como necesaria para recuperar Doñana y su biodiversidad. Una actuación que devolverá el agua a su propietaria, la marisma.

Otras de las actuaciones indispensables es la inversión en infraestructuras de saneamiento, depuración y reutilización de aguas residuales para mejorar la calidad del agua que llega al Parque Nacional, reduciéndose la contaminación de origen agrario y mejorando la depuración urbana a los niveles necesarios. Destacar inversiones de 29,3 millones de euros para Matalascañas, 90 millones para Sevilla (cuyo vertido va al estuario del Gualdalquivir), o los más de 17 millones de euros para Isla Mayor.

Proteger nuestro patrimonio natural es una clara apuesta por la vida y por un nuevo modelo de desarrollo económico, social y ambiental para nuestros pueblos

Tras una pandemia global que no termina de dejarnos, con una guerra en Europa, entre crisis y más crisis, proteger nuestro patrimonio natural es una clara apuesta por la vida y por un nuevo modelo de desarrollo económico, social y ambiental fundamental para nuestros pueblos.

“Disfruta de Doñana”, me decía un compañero mientras escribía este artículo, pero la responsabilidad de tratar de trasladarles con claridad cuál es la situación actual del Parque y la apuesta del Gobierno por su recuperación, no me deja disfrutar, así que lo mejor es volver allí. Vayan ustedes, suban arriba, observen, respiren y luego me cuentan. Nos vemos en la duna.