Miles de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro han culminado este domingo el asalto a las instituciones de poder de Brasil. Un golpe que llevaban más de dos meses preparando en las calles y días perfilando en grupos de Whatsapp y que ha acabado con la invasión de las sedes de los tres poderes de Brasil: la sede del Congreso Nacional, la del palacio presidencial —el Palacio de Planalto—, y la sede del Tribunal Supremo Federal. Los manifestantes radicales, ataviados con camisetas y banderas de Brasil, han pedido una intervención militar y la deposición de un líder, Luiz Inácio Lula da Silva, cuya legitimidad no reconocen.
Las fuerzas de seguridad han logrado recuperar el control de las sedes tras horas de actuación en todos los edificios, que han sufrido importantes destrozos por los asaltantes. Agentes antidisturbios han tenido que cargar y usar gases lacrimógenos hasta lograr establecer un perímetro alrededor de la plaza de los Tres Poderes, donde los bolsonaristas han ido desistiendo y abandonando poco a poco el lugar. Según informaciones preliminares de la Policía, citada por medios locales, hasta el momento hay, al menos, 46 heridos, seis graves, según el Hospital de Brasilia y centenares de detenidos, en un primer balance ofrecido por el ministro de Justicia brasileño, Flávio Dino y el gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha.
Los detenidos se encuentran en dependencias de la Policía Civil del Distrito Federal, concretamente en el Departamento de Policía Especializada, donde se espera la llegada de más sospechosos. La mayoría están siendo arrestadas por el Artículo 359-M del Código Penal, que prevé entre 4 y 12 años de prisión por “tentativa de destitución de un gobierno legítimamente electo”.
El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro ha negado su responsabilidad en el asalto a las instituciones en Brasilia por parte de sus simpatizantes. Más de siete horas después del ataque a los edificios públicos, ha asegurado que durante su mandato “siempre” ha cumplido con la Constitución, “respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y la sagrada libertad”. “Además, repudio las acusaciones, sin pruebas, que me atribuyó el actual jefe del Ejecutivo de Brasil (Luiz Inácio Lula da Silva)”, ha escrito el exmandatario en una serie de mensajes publicados en su perfil de la red social Twitter.
Asimismo, Bolsonaro ha comparado los hechos acontecidos este domingo, que ha calificado de “depredaciones e invasiones” con las manifestaciones convocadas por al izquierda”, asegurando que “escapan la regla”, ya que “las manifestaciones pacíficas, en forma de ley, son parte de la democracia”.
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