Desigualdad en Madrid: sures del norte y nortes del sur

Hay una tendencia acentuada, especialmente en el análisis político, con la que habitualmente se intenta definir la localización de los desequilibrios en el sur como el espacio que acumula los problemas de Madrid, provocando desigualdad y desequilibrio. Análisis que no parece suficiente.

El proceso de desarrollo de Madrid ha originado espacios diversos. Las infraestructuras necesarias para la ciudad son vistas por los ciudadanos de forma positiva o negativa. Situar el polideportivo del barrio de Orcasur, en el distrito de Usera a mediados de los años 80 del pasado siglo, es agradecido por el entorno ciudadano de su localización con una buena aceptación, mientras que la instalación del Tanatorio de la M – 30, inaugurado en febrero de 1984, supuso un rechazo automático por parte de los vecinos del barrio de San Pascual, en el distrito de Ciudad Lineal.

Lo que produce esa sensación de desequilibrio entre el norte y el sur, es que habitualmente las grandes infraestructuras que producen rechazo se han situado en el sur de la ciudad, pero actuaciones con características positivas como Museos están situados en el centro o el norte. Este proceso ha dado lugar a una configuración del espacio de la ciudad de Madrid con unos paisajes favorecidos en el norte y unos espacios con deterioro en el sur.

Por situarnos en un espacio identificable, el eje del Paseo de la Castellana, denominado así por haber sido el trazado que hasta el rio Manzanares seguía el arroyo de dicho nombre, en ese eje del norte hacia el sur podemos observar cómo nos vamos encontrando con un sin fin de instituciones importantes en la ciudad, tales como el Estadio de fútbol Santiago Bernabéu, los conocidos como Nuevos Ministerios, La Biblioteca Nacional, el Museo Arqueológico, Banco de España, Palacio de Cibeles, Museo Thyssen, Museo del Prado… y entrando en el sur nos encontramos con el nuevo perfil del Manzanares conocido como Madrid Rio que significa un nuevo espacio de importante aceptación pues ha supuesto una gran renovación del paisaje en el desarrollo del sur de la ciudad. Si seguimos avanzando hacia el sur encontramos espacios industriales, en espacios dispersos se sitúan el vertedero de Valdemingomez, estaciones regeneradoras de aguas residuales (ERAR), más conocidas como depuradoras, como la ERAR de La China, en el distrito de Vallecas, concretamente en el barrio de Entrevías, así como la ERAR de La Gavia, en el distrito de Villa de Vallecas, en concreto en el barrio Casco Histórico de Vallecas, y ya en la frontera del municipio de Madrid, aunque formalmente en los municipios de Getafe y Rivas Vaciamadrid, las ERAR Sur y ERAR Sur oriental respectivamente.

¿Solo este es realmente el desequilibrio de Madrid?

Para resolver el desequilibrio y la desigualdad de Madrid hay que buscar elementos menos evidentes, hay que identificar más componentes sobre los que realmente poder actuar para corregir dichos DESEQUILIBRIOS, para conseguir una mayor capacidad que permita corregir la creciente DESIGUALDAD.

Los procesos sociales no son únicamente un factor ligado al territorio, intervienen múltiples situaciones que no funcionan homogéneamente por estar en el mismo. Hay grupos que están difuminados por el espacio donde se encuentran. Determinadas profesiones, especialmente de servicios, tienen su residencia en edificios que “ocultan” su realidad económica. Ejemplos evidentes son los conserjes de determinadas viviendas, empleados, especialmente empleadas, del servicio doméstico, dependientes, propietarios de negocios poco rentables, etc. Estas muestras revelan que el territorio, a veces, dificulta el análisis de realidades concretas que soportan el añadido de tener que explicar permanentemente su situación para adquirir determinadas ayudas que aparentemente no necesitan los habitantes de ese territorio.

Los factores retributivos es otro elemento que acentúa las desigualdades. Como señala la OIT(Organización Internacional del Trabajo) hace tiempo, indicando que la precariedad laboral, que afecta a la mayoría de la población trabajadora, aunque muy especialmente a las mujeres, tiene efectos como consecuencia de la precariedad, que provoca el paro, que se agrava con la duración y la desaparición de prestaciones. Esta situación provoca desigualdad laboral, deterioro de los indicadores de salud en el trabajo, así como de accidentes laborales y muy especialmente la brecha de género.

El investigador de la Paris School of Economics, Javier Soria, en su informe: El Ascensor Social en España, publicado por Esade, nos indica que en España es 24 veces más fácil estar entre el 1% de la población con más renta, cuando la procedencia social es de una familia con alta capacidad económica, que de una familia con recursos escasos. El Gobierno de España en el informe “España 2050”, pone de manifiesto que nacer en una familia con pocos ingresos, supone más dificultad en educación y desarrollo, que en otros países de Europa.

Un fenómeno que suele pasar desapercibido en el proceso de la desigualdad es la formación. En Madrid, la capacidad de alcanzar niveles importantes de formación está suficientemente generalizados, pero hay un elemento que se escapa a la mayor parte de las estrategias formativas, que es la compensación, que viene a completar el planteamiento del ascensor social. Las oportunidades en la educación no son iguales para todo el mundo, y esto evidentemente no tiene que ver con el proceso territorial, tiene que ver con que la falta de oportunidades es la “fábrica” de diferencias sociales y económicas de la sociedad.

Parece por tanto que debemos estar más atentos con los procesos de desigualdad, que no solo encontramos en el sur, aunque sea el foco incuestionable. La desigualdad territorial en los sures es evidente, pero tenemos que aumentar la lente que nos permita identificar esa desigualdad que se camufla en el paisaje de la abundancia y olvida situaciones que cuesta detectar, pero que está y tiene tanta importancia como la evidente.

Para conseguir el reequilibrio y transitar hacia la igualdad, es necesaria la actuación en todos los sures, que se sitúan en cualquier punto cardinal de la ciudad. No debemos olvidar que hay sures en el distrito de Moncloa y nortes en Villaverde, que deben ser tenidos en cuenta. Hay que corregir los grades déficits que determinadas infraestructuras provocan en Vallecas, sin olvidar los déficits sociales que tiene Chamberí. Es necesario plantear que hay que conseguir una formación más equilibrada, unos recursos sanitarios que lleguen adecuadamente a toda la población, subsanar déficits de equipamientos y un gran esfuerzo de las Administraciones para facilitar alojamiento a los grupos que no lo consiguen con sus ingresos.