Me pide la cabeza hablarles del bello discurso del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en el Congreso y su alusión a nuestros lazos y a la vida, sin olvidarme de calificar la actitud de la extrema derecha abandonando el hemiciclo, tan vergonzosa como peligrosa, de falta de respeto a la democracia.
Me pide el corazón hablarles de Doñana, de agua, de vida. Asuntos que la derecha supedita siempre a sus intereses económicos, y de los que es imprescindible seguir hablando en tiempos en los que las prisas y lo inmediato deja poco espacio al pensamiento y a la reflexión.
Me pide el cuerpo hablarles del proyecto de los y las socialistas para mi ciudad, Sevilla. Para la Sevilla nueva y para la Sevilla vieja, que no es lo mismo, pero es igual.
Y creo que voy a intentar hablar un poco de todo, porque en política todo está conectado.
Empezamos por mi ciudad, Sevilla. El candidato del PP a la alcaldía plantea una Sevilla limpia, lo que es una obviedad y me retrotrae a la Junta Municipal de Distrito de mi barrio, cuando la entonces delegada del PP, en el informe que presentaba al comienzo de las mismas, daba la relación de grifos arreglados en colegios, de ramas que estorbaban cortadas o nos contaba cuántos adoquines rotos se habían repuesto en tal o cual calle. Excelente informe de empresa de mantenimiento. Pero la cuestión no es la limpieza, que sabemos de su importancia en el buen funcionamiento de la ciudad, sino el modelo de limpieza que se plantea para la ciudad. Si el PP apuesta por una empresa de limpieza pública 100%, como existe ahora en Sevilla, o plantea privatizar el servicio de limpieza. Podríamos analizar el modelo en el pueblo del que fue alcalde y nos daría alguna pista.
La metodología es la misma siempre, la misma que utilizan en la Junta de Andalucía para privatizar la sanidad: denostar el servicio y así, que vaya calando en la ciudadanía que hay que cambiarlo, que no sirve, que quieren eficiencia y eficacia y pasan de lo público a lo privado que es mucho más eficiente y eficaz para los intereses de sus amigos.
En estos días, el candidato y alcalde socialista, Antonio Muñoz, hacía una relación de cuestiones por las que la ciudad de Sevilla ha sido noticia en las últimas semanas. La primera es que Sevilla lidera el descenso del desempleo en Andalucía y junto con la continuidad de Abengoa, que mantendrá los empleos, hemos de alegrarnos profundamente. Los Grammy salen por primera vez de EE UU para aterrizar en nuestra ciudad. Una nueva incubadora de empresas para proyectos del sector espacial desde Europa al barrio de San Jerónimo, también llega a la ciudad el centro europeo de investigación algorítmica e inicia su andadura la Agencia Espacial Española. Y algunas cosas más.
Pero para esta derecha todo está mal. El discurso catastrofista con el objetivo de inyectar pesimismo y desilusión es recurrente, entran en bucle, diría un buen amigo mío. El discurso frentista también es recurrente.
El agua está siendo utilizada por la derecha como arma electoral, para enfrentar territorios, para enfrentar personas. La sequía que nos invade (sí, tras una pandemia, una guerra en Europa y todo tipo de fenómenos meteorológicos adversos, ahora la sequía) afecta a la biodiversidad, pero también a las economías locales, a nuestros pueblos, a la vida. Por eso son tan necesarias medidas para conservar el agua y para gestionarla de manera sostenible, pero también es muy necesario, paralelamente, promover una conciencia social sobre la importancia del agua como recurso limitado, muy valioso y como derecho humano.
La política ha de ser radical para poder enfrentar los nuevos desafíos, ha de ir a la raíz del problema. El agua hoy es uno de esos desafíos, por ello el Gobierno de España ha situado a la educación como principal herramienta para abordar los desafíos actuales y futuros de la sociedad, estableciéndose la educación ambiental como un elemento clave en la formación de las y los estudiantes, desde infantil hasta secundaria, en la nueva ley educativa, preparando a las y los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo actual fomentando habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas.
Este enfoque, de partir de la raíz, se conecta con las políticas públicas de agua, de recuperación de ecosistemas, de renaturalización de pueblos y ciudades, de impulso a las energías limpias y pretende poner rumbo hoy hacia un futuro mejor para todos y todas donde cada vez se esperan olas de calor y sequías más intensas y más frecuentes y nos permitirá enfrentarnos a los cambios globales desde una mejor posición.
La decisión de recuperar ecosistemas como el Mar Menor y Doñana o recuperar los cursos de los ríos eliminando barreras que permitan garantizar el buen estado de las masas de agua y la continuidad de los mismos evitando perjudicar aguas abajo e incluso minimizando el riesgo de inundaciones, está siendo objeto de un discurso que busca la desinformación y que acabará culpando (si no lo han hecho ya) a Pedro Sánchez de la sequía. Creo que sí, que ya lo han hecho algunos.
Porque sí, junto a la subida del SMI, de las pensiones, o del salario de empleados públicos, o junto al IMV o a la recuperación de las prestaciones sociales para mayores de 52 años y para desempleados de larga duración, junto al apoyo a empresas, a las trabajadoras del hogar, a autónomos, a la agricultura, a la ganadería o la pesca, junto con la aprobación de una ley de cambio climático, de una ley de educación, de una ley de ciencia, de una ley de formación profesional, de una ley de cadena alimentaria, de una ley de eutanasia, de una ley del aborto…
Con unas 200 normas aprobadas en 4 años por los representantes de la mayoría social del país, Pedro Sánchez, según la derecha, ha decidido aliarse también con los fenómenos meteorológicos más allá de la biosfera para traernos la sequía. Y mientras, Feijóo, mucho más terrenal al parecer, se alía con los fiscales y los incluye en su campaña electoral. También ha buscado alianzas con aquellos que, Dios mediante, se quedarán con nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras pensiones, el cuidado de nuestros mayores y como no, con nuestras viviendas. Esta es la única finalidad de su ruido, de sus falsedades y de su demagogia, pero para ello su objetivo es acabar con Pedro Sánchez.
La historia se repite, Felipe González, Zapatero, y ahora contra Pedro Sánchez, sí, el presidente que ha devuelto a este país a la senda del progreso y de la justicia social y no partía con ventaja, no. Frente a los que vandalizan lo público, la memoria, frente a los agoreros, a defender la alegría.
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