A pesar del auge de las redes sociales y el declive del consumo televisivo, los debates electorales previos a las elecciones generales consiguen aglutinar cerca de 9 millones de espectadores en una sola noche. Es una oportunidad muy singular para el votante, ya que está ante el único momento de la campaña donde los candidatos se enfrentan cara a cara.
Cabe preguntarse entonces cuál es la importancia del debate, qué se debe y no se debe hacer en ellos, qué objetivo rige en los debates electorales, qué estrategias adoptan los candidatos, cómo se gana un debate… En definitiva, ¿cuáles son las claves de un debate?
La importancia del debate
“El debate electoral es el único espacio donde los candidatos no están guionizados, están sometidos a una tensión emocional fuerte y saben la presión de audiencia que tienen”, en palabras de Cristina Guerrero, profesora del Máster en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho de la UFV, que cuenta a 20minutos.es algunas de las claves de los debates electorales de cara al 23J.
La analista política asegura que aunque los candidatos están “extremadamente preparados hasta el último segundo”, no todo es la preparación. Ante un reto de tal envergadura, los políticos no solo deben manejar “un conocimiento técnico, a nivel de datos”, también deben dominar “un componente retórico, de refutación, réplica, escucha y cintura dialéctica, y un punto de empatía y humanidad”.
Atacar al contrario, pero sin pasarse
Guerrero reconoce que “no hay estudios para poder afirmar cómo los debates se transforman en un incremento del voto”. Sin embargo, recuerda que excederse al intentar atacar a los demás candidatos puede desplomar el apoyo a ese candidato: “La gente agradece que un político dé una réplica y sea vehemente, pero no agresivo”.
La profesora destaca algunos ejemplos en los que este excesivo carácter frenético acaba siendo un inconveniente. Así, recuerda el caso de Albert Rivera en el debate del 10-N, que, a su juicio, “se pasó de frenada” y atacó “a la izquierda y a la derecha”.
Objetivo: “No cometer grandes errores”
El fin último de los candidatos en los debates electorales es claro: salir ileso. Así lo revela a este periódico Jorge Whyte, formador de oratoria del Goose Talent Institute. El profesor esgrime que los debates electorales tienen una particularidad: los políticos no parten de una “neutralidad ideológica” y los televidentes tienen un “sesgo de confirmación”.
El espectador no parte de la imparcialidad como lo hace un juez, sino que “está matizando todo lo que dicen” los candidatos. Por ello, en esta exposición pública ante unos electores condicionados por su ideología, los políticos deben tener más cuidado, por lo que les conviene “poner en valor lo propio, mitigar lo que le digan los oponentes y no cometer grandes errores”.
Construir el relato a partir del dato
El experto en oratoria añade que en los debates electorales hay un elemento que se utiliza como un arma arrojadiza: los datos. En los encuentros entre los políticos, se asoma una grandísima cantidad de información, pero se plantea con interpretaciones distintas entre los oponentes: lo que unos celebran otros lo critican.
“No es lo mismo decir que hemos crecido un 2% que decir que estamos peor que hace cinco años, aunque el dato es el mismo”
Jorge Whyte explica que “los datos son importantes y sobre ellos se construye el relato”. “No es lo mismo decir que hemos crecido un 2% que decir que estamos peor que hace cinco años”, ejemplifica. “El dato es el mismo, pero las realidades no lo son”, aclara. Se trata de construir el relato a partir de un dato.
Las claves para ganar un debate
Leonel Caschetto, campeón del mundo de oratoria en español, cuenta a este periódico algunas de las claves para salir victorioso de un debate. El joven italiano destaca que algunas de las principales herramientas que llevan a la persuasión son “proyectar la voz, crear silencios, conectar visualmente con las personas o moverse por el espacio”.
Sin embargo, reconoce que aunque podamos “tener un derroche en las técnicas comunicativas, lo fundamental es que se te entienda”. “No solo se trata de que el mensaje llegue, sino de que se quede en el destino, disolver la idea en un mensaje sencillo para que la gente recuerde esa idea”, resume.
El joven orador añade que es fundamental para la persuasión establecer un planteamiento inicial convincente: “lo principal es definir el marco”. “Imagínate que puedes diseñar las medidas de la cancha en la que vas a mover la pelota”, plantea el orador. “Si logras definir eso desde el principio, la pelota se va a mover adonde tú quieras y tienes el debate ganado”, asegura. En definitiva, delimitar y enmarcar el debate es vital para la convicción.
El debate en España
Si quitamos la mirada del artificio político, electoral y parlamentario, vemos que el mundo del debate en España entre los jóvenes es muy grande. La mayoría de universidades de nuestro país cuenta con una asociación o club de debate orientada a impulsar el ejercicio de esta herramienta. De hecho, Jorge Whyte es formador de la sociedad de debates de la UFV y apuesta por esta herramienta porque la considera “un motor” que desarrolla “competencias básicas a nivel personal y laboral”.
La dinámica del debate académico es sencilla. Se plantea una pregunta que ofrece dos posibles respuestas: a favor o en contra. Cada equipo se prepara a fondo ambas posturas, y se sortea la asignación de dichas posturas inmediatamente antes del inicio de cada encuentro. La mayor manifestación de debate académico entre jóvenes debatientes de España es la Liga Española de Debate Universitario (LEDU), cuyo último ganador fue el equipo de ADUMA, de la Universidad de Málaga.
“Ampliar el espectro de visión sobre un tema”
El fomento de las habilidades comunicativas, la disposición a hablar en público, la capacidad de análisis, las estrategias de convicción, la actitud crítica, la comprensión de la información, la estructuración de ideas, la capacidad de escucha o el trabajo en equipo son solo algunas de las facetas que muchos estudiantes aprenden gracias al debate.
En las dos últimas ediciones de la LEDU fue premiado como mejor orador de España el joven de 24 años Guillermo Fernández Sánchez, quien detalla a este periódico la inmensa aportación que el debate ha traído en su vida: “La parte que más me ha aportado es todo lo que implica ampliar el espectro de visión sobre un tema. Parece que las respuestas tienen que ser binarias, de sí o no, y gracias al debate ves la escala de grises y te aporta entendimiento”, subraya.
Además, el ingeniero detalla que las aptitudes adquiridas del debate académico han condicionado de forma muy positiva sus oportunidades laborales, al revelar que su selección dentro de la empresa en la que ahora trabaja “ha estado sobre todo relacionada con las habilidades comunicativas”. “Hay perfiles muy técnicos que son unas bestias programando, pero no son capaces de extrapolarlo a la gente, el bajar las cosas a tierra”, manifiesta.
Ampliando los horizontes
Fernández reflexiona también sobre la implicación de instituciones educativas en el debate: “No ha llegado a asentarse de manera sólida, se le puede dar un mayor impulso. Falta apoyo por parte de la universidad, muchas asociaciones carecen de capital económico por esa falta de apoyo”. Lo que existe está relegado en un segundo plano, pero hay un problema mayor: el desconocimiento. En el caso de los colegios, “ya no solo es que no puedan por cuestiones de financiación, sino que directamente no lo conocen, y cuando lo llevamos dicen: ‘oye, esto es muy útil para mis alumnos’“, denuncia.
A pesar de la indudable falta de apoyo y visibilidad, se debe reconocer que el debate ha llegado a inesperados rincones del país tras décadas de invisibilidad y cada vez se están dando más pasos para que esta herramienta llegue a todas las personas, siempre ampliando los horizontes. Un ejemplo es que la LEDU, junto con las fundaciones de Down, ha impulsado la Liga de debate nacional entre personas con discapacidad intelectual, llamada ‘Yo tengo opinión’; o la Liga Española de Debate en FP, para acercar el debate a los estudiantes de Formación Profesional.
Otras iniciativas que cruzan las barreras que impiden a todas las personas poder disfrutar de esta actividad es la recién nacida asociación ‘Debate Aude’, de la que forma parte Guillermo Fernández. Impulsada por jóvenes debatientes, esta agrupación lleva el debate a institutos públicos madrileños que no cuentan con esta actividad, sin ningún ánimo de lucro.
Gracias a estos impulsos, la herramienta del debate va depositando semillas en todos los rincones de España, dando oportunidades a todas las personas sin distinción y fomentando el debate en todas sus posibilidades. Eso sí, no debemos olvidar que, en palabras del mejor orador, “empieza a hacer calor y es necesario regar la planta”.
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