<p><b>Se jugaban mucho</b>. Los dos rivales sabían que el debate de anoche era fundamental para contrastar las hechuras de los únicos candidatos que pueden presidir el próximo gobierno de España.<b> Sánchez </b>se esforzó en presentar a su rival como el caballo de Troya de Vox, mientras<b> Feijóo</b> insistía en reprocharle sus alianzas con los independentistas. Uno y otro trataron de dar la mejor imagen de sí mismos sin ocultar la escasa empatía entre ambos. <b>Un debate bronco </b>con interrupciones constantes y la tensión reflejada en la cara de los contendientes. Interesante, pero no edificante.</p>
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