Conocer las intenciones, motivaciones y el propio devenir de la guerra ha sido desde hace un año la intención de un mundo que mira atónito el drama que sacude Ucrania. La invasión por varios frentes por parte de las tropas rusas el 24 de febrero de 2022 está ahora centrada en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, al este, y Jersón y Zaporiyia, al sur. Los objetivos de Rusia y la respuesta de Ucrania ha cambiado en estos 12 meses y desde hace semanas tanto el Gobierno ucraniano como la propia OTAN alertan de una nueva ofensiva rusa con motivo del aniversario del inicio de la guerra.
Para conocer lo ocurrido en estos 365 días de guerra, la estrategia tanto de Vladimir Putin como de Volodímir Zelenski y las opciones que tiene Ucrania de ganar la guerra, entrevistamos en 20minutos a ocho militares de alto rango que durante estos meses han analizado para este medio el conflicto. Así será el futuro de la guerra según los expertos.
1. Es la crónica de un despropósito de Putin y de una resistencia heroica de Zelenski. Al margen de los apoyos que ha recibido Ucrania, el planteamiento estratégico de Rusia ha sido muy deficiente: pésimo estudio del entorno operativo, lamentable diseño de la operación militar y una deficiente ejecución, plagada de rigideces y de absurdos operacionales. Por contra, Zelenski ha hecho de la necesidad virtud, ha sabido conjugar sus capacidades y minimizar sus debilidades. Además, ha dado una lección de liderazgo y resiliencia. En primavera va a seguir pasando lo que está pasando ahora, frentes más o menos estabilizados, acciones ofensivas de alcance limitado y más bajas fruto de una guerra de posiciones.
2. Ninguna. Sin apoyo exterior la posibilidad de soportar un esfuerzo bélico por un estado que está fallido desde el punto de vista económico e industrial es nula. Además, y aunque no se cite, el número de bajas de combate y no combate de esta guerra también es extremadamente elevado para Ucrania.
3. Todo conflicto termina con un alto el fuego que puede desembocar en una mesa de negociación o en un conflicto congelado. De entrada, Ucrania no puede considerar ninguna cesión porque sería señal inequívoca del éxito de la agresión. Hay que buscar una fórmula que permita un statu quo en el que se “salve” la cara de ambos en un formato parecido a una zona desmilitarizada, unos acuerdos de uso compartido de algunas infraestructuras críticas, una zona futura de prosperidad común, etc. Ucrania tiene que evaluar que perder un poco es ganar con tal de que el conflicto quede resuelto con garantías internacionales.
1. Putin cometió un error en el análisis de su objetivo estratégico. Este era ganar el Donbás y apoderarse de las orillas de los mares Azov y Negro. Pensó que Ucrania sería incapaz de sostener esta avalancha bélica y que Occidente miraría para otro lado. Es evidente que desde el punto de vista militar hubo un fallo desde el primer día: el estrés logístico. Zelenski ha sabido aprovechar e impulsar la voluntad de vencer de su pueblo, se ha convertido en un referente para Ucrania y esperemos que el cansancio y los reveses militares que vienen no produzcan una caída de ese impulso tan necesario.
2. Ninguna. Si Occidente no presta toda la ayuda sin condiciones Ucrania no vencerá. Aún así lo tiene muy difícil y vienen tiempos recios en los que tendrán que seguir recurriendo a la voluntad; se juegan la libertad y la vida, pero de nada servirá si no es apoyada por la inteligencia y las armas occidentales. La escalada es un riesgo que existe desde el primer día. Hay que asumirlo y estoy seguro que la inteligencia estadounidense sabe, o debería saber, donde están los límites que no deben sobrepasarse. Que los hay.
3. Por ahora no vislumbro final. Al menos durante 2023. La dificultad actual de esta guerra está en un dilema: Putin no puede ganar, pero tampoco perder. Si Putin cayese desde dentro los herederos pueden ser peores. En mi reciente libro El nuevo arte de la guerra corrijo a Clausewitz, porque la guerra no es la continuación de la política por otros medios, sino que es guerra económica para objetivos económicos. Para hablar de negociación habría que hacerlo desde una posición de equilibrio, donde se diese la imagen de que no había perdedor ni ganador.
1. La guerra relámpago de Putin se ha convertido en un forcejeo sangriento en el Donbás. A pesar de los rumores, no habrá cambios importantes en la próxima primavera porque a ambos bandos les faltan recursos para conseguir ventajas decisivas.
2. Opciones militares Ucrania no tiene prácticamente ninguna. No va a perder la guerra, pero tampoco puede expulsar a Rusia de todo su territorio sin atacar territorio ruso. Algo que Occidente no va a permitir.
3. Todas las concesiones podrían estar sobre la mesa menos las que de verdad importan, que son las territoriales. Ahí nadie va a ceder. La guerra terminará con unas tablas por agotamiento, sin acuerdo político alguno, que durarán lo que dure el régimen de Putin.
1. Zelenski centra su esfuerzo en mantener a Occidente unido en el apoyo. Pone buen cuidado en articular su causa en términos morales. En el campo de batalla, pretende, al menos al nivel retórico, emprender una ofensiva de largo alcance que le permita recuperar todos los territorios. En el caso de Putin, no renuncia a su objetivo de mantener Ucrania dentro de su “esfera de influencia”. De forma más inmediata, intenta recuperar el prestigio perdido por la pérdida de Jarkov y Jersón. Sin ello, no parece plausible pensar que acceda a sentarse a negociar. No puede descartarse que intente una ofensiva a gran escala, aunque creo que puede no tener capacidad para ello.
2. Lisa y llanamente, sin apoyo occidental, Ucrania no puede ganar la guerra.
3. En términos éticos, la guerra debe terminar con la devolución total de los territorios ocupados. Aceptar otra cosa supone aceptar que el principio de respeto a la soberanía de las naciones-estado admite componendas. Una mirada pragmática sugiere que llegar a ese punto puede tener consecuencias indeseadas que mantendrían latente el conflicto. Mantener un cierto control sobre Ucrania es un objetivo irrenunciable para Rusia. Si se impone la retirada total, Rusia volvería a intentarlo si ve que su seguridad no es tenidas en cuenta. La comunidad internacional es consciente de las dos cosas y optará por la solución pragmática, que pasará por cesiones mutuas. Probablemente forzará a Ucrania a negociar.
1. La estrategia de Putin ha sido un rotundo fracaso. La “operación especial” ha servido para mostrar las costuras de las sobrestimadas capacidades convencionales rusas. Zelenski ha sabido extraer de su pueblo lo mejor en momentos muy críticos. Las operaciones que se llevarán a cabo a partir de ahora serán las necesarias para estabilizar el frente en la forma que mejor convenga a las negociaciones que algún día llegarán. Rusia intentará coincidir el territorio ocupado con los límites de Lugansk y Donetsk. Y Ucrania tratará de evitarlo, lo que explica la virulencia de los combates en Bajmut y explicará en el futuro las contraofensivas que se produzcan en Zaporiyia.
2. Es una posibilidad que no contemplo en esos términos. Además, es una opción que probablemente solo exista en quienes, desde el lado ucraniano, se hayan dejado llevar por el optimismo. La gran cuestión, que sin duda no se le escapa a la Administración Biden y a la cooperación internacional, es si una victoria total de una de las partes puede ser vista en algún caso como un escenario aceptable.
3. Todos los conflictos armados que no terminan con la derrota absoluta de uno de los contendientes acaban en una negociación. La guerra de Ucrania no será una excepción. Las grandes cuestiones que se dirimirán en esa mesa tendrán que ver con el futuro rol europeo o transatlántico de Ucrania, lo que estuvo en el origen del conflicto; con el estatuto de Crimea; y con el del Donbás. Todo esto sin olvidar que un acuerdo de paz viable y duradero exige que Rusia aprenda bien una dura lección: que no habrá beneficios en el ilegitimo recurso de la fuerza.
1. No aprecio cambios significativos excepto que Putin ha renunciado a la guerra híbrida y está empeñado en una guerra tradicional. Putin ya se ha dado cuenta de que las veleidades como tratar de rodear Kiev han sido contraproducentes. Por su parte, Zelenski sigue estirando el chicle de la ayuda internacional y, eso sí, demostrando que un pueblo con voluntad de vencer sabe por lo menos resistir. No aprecio cambios estratégicos, pero creo que en primavera habrá una ofensiva rusa.
2. La guerra está tan perdida hoy como hace un año. Es imposible, por muchos problemas que tengan las Fuerzas Armadas rusas, evitar lo inevitable. La relación de fuerzas marcará el curso de los acontecimientos y lo hará, lamentablemente, en favor del más fuerte, que es Rusia. Gracias a la ayuda occidental Ucrania puede mantener el tipo pero no ganar la guerra ni expulsar a los rusos de su tercio oriental.
3. No hay solución buena, pues el acuerdo solo puede llegar si se ceden territorios para alcanzar la paz. Todos sabemos que eso solo aplaca las iras momentáneamente y que dentro de unos años habrá otra vuelta de tuerca por la que tendrán que ceder más territorios para alcanzar un poco mas de paz. No hay solución final, al menos a medio plazo.
1. La estrategia ucraniana, por líneas interiores, más rápida y flexible en el nivel operativo ha sido superior a la rusa. La estrategia del Ejército ruso ha sido por líneas exteriores más rígida y con excesivo tiempo de movimiento. Esta primavera será algo similar.
2. Ucrania no tiene ninguna opción, principalmente, por tres razones: escasez de municiones, pocos carros de combate pesados y modernos, poca Artillería e insuficiente defensa aérea.
3. El final sería una negociación en el que Ucrania no entraría en la OTAN. Además, Rusia abandonaría el Donbás/o su parte occidental y las provincias de Jersón y Zaporiyia. El estatus de Crimea se quedaría en cosoberanía.
1. Es un hecho que Zelenski ha impedido la intención de Putin de convertir a Ucrania en un buffer contra la OTAN, mientras que sigue sin controlar la totalidad del territorio ucraniano. Desde el punto de vista militar se puede percibir una intención ofensiva ucraniana y otra de deterrence por parte de Moscú.
2. La “intervención”, entendiéndose el apoyo que actualmente le presta, sólo alargaría el conflicto, que por desgaste sería desfavorable a Kiev. En ese caso la solución pasaría por la interlocución Washington-Moscú. Resultando en un escenario a lo coreano. Sería pasar de una situación de Competición Estratégica a la de Confrontación.
3. El final del conflicto es difícil concebirlo desde la derrota rusa. En este sentido es muy probable que habiendo obtenido Moscú la superioridad militar en los territorios jurídicamente incorporados a Rusia se establezca un alto el fuego. Lo que supondría una situación parecida a la Guerra Fría.
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