Vladimir Putin no deja títere con cabeza. Un mercenario ruso fugitivo ha descrito la brutalidad en primera línea de fuego que genera el Grupo Wagner con la invasión de Ucrania. Los soldados que se niegan a luchar acaban muertos. Andrei Medvedev, de 26 años, que busca asilo en Noruega, afirma que, tras ser fusilados, los combatientes que reniegan son enterrados en agujeros excavados precisamente por el grupo de mercenario que trabaja para el Kremlin.
Según cuenta The Mirror, Medevev, que tachó de “demonio” al jefe de Wagner, Yevgeny Prighozin, tras escapar de los combates cerca de Bajmut (Ucrania), afirmó que muchas familias rusas en duelo no habían recibido las indemnizaciones prometidas por la pérdida de soldados.
Según Medvédev, para ahorrarse las 57.000 libras esterlinas de indemnización, las tropas se registraron como “desaparecidas”, ya que “nadie quiere pagar esa cantidad de dinero”.
“Reunían a los que no querían luchar y los fusilaban delante de los recién llegados”, desveló, resaltando la medida de presión que realizan en Wagner. “Trajeron a dos prisioneros que se negaron a ir a luchar y los fusilaron delante de todos y los enterraron justo en las trincheras que habían cavado los aprendices”, añadió.
Medvedev cruzó a Ucrania y fue enviado al frente sólo dos semanas después de enrolarse en el grupo paramilitar. Más tarde acabó huyendo y ahora insiste en su situación para convertirse en asilado.
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