Candela Peña: “Me aterra que el sistema necesite gente para colgarle etiquetas”

En un despacho frío y aséptico aguarda la gerente, interpretada por Pilar Castro, tras una gran mesa de reuniones. Traje negro, pelo recogido en una cola y deportivas blancas.

GERENTE: Emma. Pasa. Siéntate, ¿cómo estás?

EMMA: Todo bien.

Candela Peña es la empleada y toma asiento con desconfianza. Así comienzan las catorce escenas que constituyen Contracciones, la obra de Mike Bartlett que dirige Israel Solá y se representa en el Teatro Pavón. Catorce conversaciones de despacho, o más bien interrogatorios, donde asistimos a la cesión continua del asalariado. Un terreno ganado paulatina y amablemente por la gerente, con una sonrisa vacía, avanzando hasta alcanzar la sumisión más disparatada.

Nos atiende Candela Peña un gélido mediodía en el primer piso del Pavón, poco antes del último ensayo previo al estreno. Es una de nuestras mejores actrices, con una naturalidad que parece surgir de la intuición pero se cimenta en el trabajo, bordando todos los papeles que caen en sus manos, desde aquella aparición fulgurante como protagonista en Hola, ¿estás sola? (1995), hasta este papel de una trabajadora a la que se acorrala hasta la desesperación. Huye de las etiquetas porque ninguna es justa, ni lo pretende. Su valía artística no cabe en un post-it.

“Yo me he visto en el despacho de un director, que no me conocía absolutamente de nada, y me decía: ‘Júrame que te portarás bien'”

“Nadie cuenta realmente quién es y si dices lo que piensas te tachan de problemática”

“Si yo tuviera ahora dieciséis años sería influencer, instagramer… o como se llame, y me habría puesto a contar mis cosas”

“Un actor no es alguien con una copa de cóctel en la cubierta de un velero. Esta profesión es de pico y pala”

“Tengo la sensación de ser la chica de Gavá que pensaba que si hacía algo bien le iban a volver a llamar, pero eso no siempre ocurre”

“Levantar esta función no va a cambiar el sistema, pero podemos sacudirlo un poco a través del arte”