No sólo ha cambiado la forma en la que nos relacionamos con la televisión, también ha variado la manera en la que el espectador descubre las propuestas audiovisuales. La audiencia ya no corre como antes a mirar las publicaciones con reseñas sobre estrenos, directamente se topa con las apuestas de las cadenas a través del delirium de la viralidad. Sucede en la tele, pero también en la radio. El público suele conocer más aquello polémico que se multiplica al galope del retuiteo de la indignación que lo constructivamente honesto. Interesa menos una entrevista clásica a un presentador o un actor a punto de estrenar una producción, preferimos más el controvertido titular que nos revuelve.
Entre tanto, a la radio televisión pública le cuesta todavía más que trasciendan sus nuevos proyectos. Muchas veces se critica que no comunican lo suficiente sus nuevas producciones. Pero, ¿dónde? Sin programas de autor donde diariamente conversar de forma orgánica y atractiva sobre aquello que está por llegar no se puede ejercer ningún tipo de visibilización eficaz. De ahí que, por ejemplo, se aproveche el alto consumo de la campanadas de fin de año para explicar del tirón lo estelar. El problema está en que se enumeran tantos reclamos que el espectador tampoco retiene demasiado en una noche de jolgorio social.
La televisión pública británica ha intentado subsanar esta situación acudiendo a campañas de marketing nacional fuera de los soportes de la BBC. También TVE ha puesto unas fotografiables lonas sobre el Benidorm Fest y la serie La Promesa en grandes fachadas de Madrid. Así llegan a otros públicos que no tienen que estar ya en la televisión tradicional. No obstante, los canales de BBC sí mantienen estandartes en los que visibilizar desde una integradora modernidad las ideas de la emisora. Son los programas que vertebran la parrilla desde un entretenimiento más próximo que los solemnes informativos. Es lo que falta a TVE. Tiene la credibilidad de los Telediarios, pero debe sacar músculo en programas diarios de entretenimiento con autoría que fomente un público fiel y cómplice que, además, sirva para generar rutina en torno a la cadena y poder enmarcar mejor las inversiones e innovaciones de un grupo de radio y televisión que es un servicio público.
Porque no basta con producir, también es importante vestir dónde, cómo y cuándo se comparte lo producido. Un complejo camino en el que sólo se consigue avanzar alimentando más lo que te diferencia que lo te que iguala. Estar por encima de las modas para estar más cerca de poder crear tendencias.
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