La patronal denuncia que el esfuerzo fiscal que sufren los españoles es un 53% mayor que la media de la UE

El Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha denunciado este martes que el esfuerzo fiscal que sufren los españoles es un 52,8% más elevado que el que soportan de media el resto de los contribuyentes de la Unión Europea. “Estamos preocupados por la situación de deterioro que ha sufrido la competitividad fiscal en España”, ha lamentado el director general del centro de estudios de la CEOE, Gregorio Izquierdo, en la presentación del informe Competitividad Fiscal 2022, junto al presidente de la entidad, Íñigo Fernández de Mesa.

El esfuerzo fiscal es un indicador que mide la relación entre la presión fiscal y el PIB per cápita de un país, de manera que no solo tiene en cuenta la carga impositiva, sino también la renta. “No es lo mismo pagar una determinada cantidad de impuestos con un nivel de renta que con otro, suponiendo un sacrificio mayor (a igualdad de impuesto pagado) para aquellos países que presentan menores niveles de renta”, explica el informe.

Así, el esfuerzo fiscal en España es un 52,8% superior al de la UE, que, según puntualiza el IEE, “ya de por sí es bastante elevado en el contexto internacional”. Y es que la media de la OCDE es un 17,1% menor a la europea. Otras socios comunitarios como Italia y Francia también se encuentran por encima de la media, aunque en menor medida, en un 49,8% y un 31,6% respectivamente. En cambio, el esfuerzo realizado por los contribuyentes alemanes es un 4,2% menor al promedio.

Además, el centro de estudios de la patronal advierte de que la presión fiscal de España se mantendrá al alza en 2023, debido a las reformas fiscales del Gobierno de Pedro Sánchez. Según las estimaciones del IEE, el año pasado la presión impositiva se situó en nuestro país en un 42,1% del PIB, medio punto por encima de la media de la UE del 41,7% en 2021, último año del que existen datos disponibles. En 2023, calculan que se elevará hasta el 42,3%.

“Este crecimiento de la presión se realiza, fundamentalmente, mediante la introducción de nuevos tributos o la reforma de los existentes que afectan a la tributación empresarial y al ahorro y la inversión”, puntualiza el informe, que recoge el Índice de Competitividad Fiscal (ICF) elaborado por la estadounidense Tax Foundation. Esta clasificación posiciona a España entre los cinco países con peor competitividad fiscal de la OCDE, ubicándola en el puesto número 34 del total de 38 países analizados, lo que supone un retroceso de nueve posiciones respecto a la de 2019.

“Lo que constata este indicador es que las reformas tributarias de los últimos Presupuestos no siguen arrastrando en el furgón de cola de Europa”, ha valorado Fernández de Mesa, que ha recordado que la recaudación fiscal aumentó un 23,4% respecto a 2019, en casi 50 millones de euros, hasta marcar un máximo histórico. Para los empresarios, la “paradoja” de España está en que la presión fiscal siga en aumento con un nivel de desempleo mayor que la media europea, rentas menores y mayores niveles de economía sumergida.

Asimismo, el IEE elabora un indicador de “presión fiscal normativa” que mide la carga de gravamen que el diseño del sistema fiscal introduce en las economías al margen de la recaudación obtenida. Esta medición se sitúa en 2022 en 116,4 puntos, un 16,4% por encima de la media europea y 3,6 puntos por encima del resultado de 2021. El dato español es un 16,8% peor que la media de los países de la OCDE (99,6 puntos).

Impuesto de Sociedades y Patrimonio

En concreto, según el informe del centro de estudios de la patronal, las dos figuras impositivas que sufren mayor presión fiscal normativa en España son la imposición empresarial y la patrimonial. Por un lado, el Impuesto de Sociedades español es uno de los cinco más gravosos de la OCDE, con una presión fiscal normativa un 23,7% y un 22,1% más alta que la media de la UE y la OCDE, respectivamente. La propio centro de estudios ya avisó en octubre de que una mayor presión fiscal empresarial puede traducirse en destrucción de puestos de trabajo por la pérdida de competitividad.

Por otro lado, la imposición patrimonial es, de acuerdo a los datos del IEE, la segunda más alta de la OCDE, solo por delante de Italia. Esta tributación es un 40,8% superior a la media de la UE, una proporción que espera que aumente debido a la introducción del en 2023 del llamado Impuesto de Solidaridad sobre las grandes fortunas.

Ante esta falta de competitividad fiscal, el IEE reclama al Gobierno que tenga en cuenta la situación de los países de nuestro entorno para evitar fuga de inversores y contribuyentes. “La competitividad de los países no se fundamenta solo en el buen hacer de sus empresas y la calidad de sus productos o en la capacitación de sus trabajadores, sino que también es de gran relevancia el entorno económico y regulatorio, así como el marco fiscal de los diferentes territorios”, precisa el informe, que añade que el incremento de la recaudación fiscal debería basarse en el aumento de las bases imponibles, gracias al crecimiento económico, más que en incrementar la presión sobre los contribuyentes.